La paliza del Apruebo, el fin de la dictadura y la esperanza de un nuevo país

El estallido social abrió la puerta para una nueva Constitución

Una paliza de la que nos acordaremos por mucho tiempo fue lo que ocurrió este 25 de octubre, el pueblo de Chile de una vez por todas derribó la Constitución del tirano que durante 40 años evitó cambios fundamentales en nuestra sociedad por lo que por primera vez en nuestra historia podremos elaborar una Carta Magna con la ciudadanía formando parte central de este hito, al menos eso esperamos.

No podemos olvidar que el 18 de octubre del año pasado fue la chispa que desató la posibilidad de que la ciudadanía eligiera con un lápiz acabar con la Constitución del 80 -y en rigor, la desahució-, con un estallido que puso de rodillas a la clase política que no tuvo más remedio que acordar este plebiscito histórico, que con el paso del tiempo podremos mirar en su total magnitud.

Este domingo una voz rotunda y estruendosa habló y ahora a la clase política solo le queda acatar. Esa voz contundente de numerosos chilenos expresó la necesidad de cambios profundos y relevantes en temas como salud, educación, previsión, equidad de género, acceso al agua, entre muchos otros, demandas que, por lo demás, son históricas en aspectos donde el mercado ha prevalecido sin contrapeso y ha generado graves consecuencias, como por ejemplo una desigualdad brutal que ha devenido en una profunda cicatriz en la sociedad.

Chile despertó

Aunque en lo formal en octubre de 1988 los chilenos votamos por el fin de la dictadura esperando una alegría que nunca llegó, más de 30 años después surge una nueva esperanza de construir un país de todos y no solo de unos pocos.

En aquella ocasión, en 1988, los partidos políticos se encargaron del proceso posterior -la llamada “transición”- y mandaron “pa’ la casa” a los movimientos sociales y a la ciudadanía, con lo que tuvieron vía libre para perpetuar el modelo neoliberal hasta nuestros días.

La lección fue aprendida y esta vez la ciudadanía debe ser protagonista de este proceso que comienza en el que por fin terminaremos con aquella “transición” post dictadura y debe mantenerse movilizada para influir en la Convención Constitucional que se avecina.

Y justamente eso es lo que viene ahora mismo, que es tanto o más importante que lo ocurrido este domingo: el proceso constituyente.

Sin ir más lejos, en abril próximo viene la elección de los convencionales, las personas que se encargarán de redactar la nueva constitución, y no es mucho el tiempo que queda para organizarse, dado que en enero deben ser inscritos quienes quieran participar justo en medio de los efectos de la pandemia.

No obstante, más que personalismos, lo que se requiere es que el pueblo movilizado comience a discutir un proyecto del país que queremos, para llevar esas ideas a la Convención Constitucional. Y claramente es una tarea titánica .

Es importante entender que el conflicto social actual se aleja del eje derecha-izquierda, más bien se trata de un eje vertical, “los de arriba-los de abajo”, los que viven en las tres comunas de la RM en las que ganó el “rechazo” y el resto del país, las élites y los demás.

Por ello resulta necesaria la organización y establecer amplios acuerdos entre las fuerzas transformadoras que le hagan sentido a la ciudadanía. Desde esta humilde vereda, dos aspectos fundamentales que deben derribarse son el Estado subsidiario y las AFP, las bases del desigual modelo actual, para aspirar a verdaderos cambios en la vida de las personas.

La participación también es fundamental y aunque más de siete millones y medio de personas -la mayor cifra de votantes en una elección en Chile en términos absolutos- se manifestaron en las urnas este domingo solo se trata de poco más del 50 por ciento de los inscritos en los registros electorales, lo que hace muy necesario reencantar a los que se restaron de esta histórica votación mediante la organización.

La participación es fundamental para establecer los cambios.
La participación es fundamental para establecer los cambios.

Desde Reggae Chalice saludamos y nos alegramos por la paliza del Apruebo y la Convención Constitucional y ahora se inicia un gran momento de organización, discusión, debate y participación, pero hay que estar alerta y atentos para que el proceso no sea secuestrado por la política tradicional.

Créditos imágenes: César Sanhueza/RC