Los Rastafari, el proceso constituyente y un escaño reservado para los afrochilenos

La discusión por una nueva constitución en Chile ha sido de los temas más importantes de las últimas décadas, una discusión que se dio paso luego que el 18 de octubre de 2019 el pueblo chileno saliera en masa a la calle y paralizara el país por meses demandando mejores condiciones de vida, demandando un país donde se respeten los derechos de las personas y se terminen los abusos de un sistema de mercado, capitalista y neoliberal descarnado que, en el contexto del estallido social y luego la pandemia mundial producto del Covid, ha develado aún más la enorme brecha que hay entre quienes tienen mucho y quienes viven en pobreza; entre quienes tienen privilegios de toda índole y quienes están a la fila, expuestos constantemente a la opresión del mercado sin ningún tipo de protección por parte de un Estado que ha sido subyugado a la propiedad privada.

En este contexto de alto descontento social, con una generación de jóvenes que ya no tiene miedo a enfrentarse constantemente a la brutal represión de una policía cada vez más despreciada por el pueblo, con un Gobierno que en un año se ha adjudicado todos los títulos de violaciones a los Derechos Humanos en plena “Democracia”, es que se abrió una puerta para cambiar la Constitución que rige Chile desde 1980, una oportunidad para escribir las bases de una nueva carta magna desechando de raíz lo hecho en dictadura, la medallita de oro de una de las dictaduras más sangrientas y extensas en Latinoamérica encabezada por Augusto Pinochet y su Junta Militar, quienes aseguraron un futuro de miseria a la gran mayoría del país bajo esta Constitución hecha a la talla y medida de unos pocos. 

El pasado 25 de octubre marcó un hito importante en la historia chilena, ese domingo fue el día en que se realizó un Plebiscito Nacional por una Nueva Constitución donde un 78% de la población que fue a votar manifestó su posición favorable para cambiar la actual carta magna, y un 79% optó por una Convención Constitucional como mecanismo para redactarla, organismo que será integrado por 155 constituyentes, de forma paritaria y electos por la ciudadanía de forma directa. 

Reggae Chalice conversó con Scarleth Nijborg, mujer Rastafari formada en Antropología Social, quien se refirió al momento histórico vivido para el plebiscito y la oportunidad que se abre con el cambio a la Constitución: “La importancia reside en la oportunidad de justicia que se consiguió en y desde las calles, la Constitución actual legitima un modelo de supremacía racial blanca y desigualdad económica, social y política. Promueve y fortalece el neoliberalismo más feroz en directo perjuicio de los pueblos y los recursos naturales. Va en desmedro de la educación, la salud, los trabajos y sueldos dignos, la industria y economía nacional; eclipsó el auge de los pueblos y las clases obreras en la sociedad chilena coartándolos de un avance real, en virtud de favorecer el poder de la clase política y económica de este país”. 

Y agregó: “por esa razón, la oportunidad histórica de la mayoría de los chilenos de atar los poderes que dominan al país y permitirnos crear un Chile justo, equitativo e inclusivo de la profusa diversidad que nos constituye. En eso radica la importancia, la creación de un instrumento desde y legitimado por las bases y, enfocado en la justicia social”.

En el marco de la discusión sobre la participación ciudadana en el proceso constituyente es que se toma el debate público la necesidad de garantizar cupos para los pueblos originarios y afrodescendientes. Este debate sobre los escaños reservados ha sido complejo desde el origen, cabe recordar que hace un año atrás, en diciembre de 2019, el Congreso Nacional despachaba para ser promulgada como ley la reforma a la Constitución que habilitó el proceso constituyente dejando fuera -en esa instancia- la petición que buscaba incorporar la paridad de género, la inclusión de independientes y escaños reservados para los pueblos originarios.

Posteriormente, en marzo de 2020, parte de ese error fue enmendado al ser promulgada la Ley de Paridad de Género, convirtiendo a Chile en el primer país en contar con un órgano constituyente paritario. Pero los escaños reservados para pueblos originarios siguieron siendo la piedra de tope y la controversia de la discusión en el Congreso Nacional. Es más, el trámite legislativo para resolver este dilema sigue en curso y ahora a la espera que ambas Cámaras aprueben o rechacen el informe que evacuó la Comisión Mixta conformada para resolver las diferencias que tuvo la discusión en ambos trámites, teniendo presente que el proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputadas y Diputados y posteriormente rechazado en el Senado. Durante el mismo debate se incluyó al pueblo afrodescendiente en la propuesta de cupos reservados.

Para Scarleth Nijborg, especialista en afrodescendencia, parentesco y genealogía, posicionar el tema de la afrodescendencia en la nueva carta magna es fundamental. 

“Es un gran paso -después de la Ley por el reconocimiento (21.151)- hacia la reparación y visibilización de este pueblo. La posibilidad de comenzar a reparar lo que el “blanqueamiento” hizo, que se reconozcan, promuevan la cultura, se incluyan políticas públicas específicas, etc. es histórico porque se da voz y voto a un pueblo invisibilizado, que es parte fundamental en la construcción de la nación y con ello te abres a la diversidad que hay también dentro de la afrodescendencia, a lo largo del país. La obtención de un escaño para los afrodescendientes en la constituyente significa una victoria para todo el universo afrodescendiente conviviendo hoy en este territorio y naturalmente, a partir de eso debiera darse un trabajo inclusivo en el tiempo hacia todas las expresiones de la afrodescendencia en Chile”, explicó. 

Pero, ¿cómo se vinculan los Rastafari a la demanda de un escaño reservado para los afrodescendientes?. En conversación con Reggae Chalice, el sociólogo Rastafari Nicolás Pozo despejó estas inquietudes. 

“Rastafari se reconoce como afrodescendiente ya que es una cultura y fe de vida que ve la vida a través de los anteojos de Etiopía. África es la cuna de la civilización, la tierra del origen, donde caminaron nuestros padres y madres más antiguos, donde se desarrolló la vida, donde se cultivó desde muy antiguo la espiritualidad, las artes, las ciencias y la historia, que fue interrumpida por la esclavitud, pero que no comienza con ella”, explicó.

En la misma línea, Nijborg agregó que “Rastafari, a su vez, es un movimiento de resistencia, combativo, de conciencia negra, antiesclavista, anticolonial que busca la igualdad de derechos y justicia para todo africano y afrodescendiente en África y en la diáspora. La mística y espiritual revelación de Rastafari, que llega a Chile a fines de los 80’s principio de los 90’s, viene a cambiar el paradigma blanco/europeo/cristiano/católico de occidente, por un Cristo negro africano retornado en su carácter de Rey. Así, Rastafari te lleva de vuelta a las raíces, te deseduca de lo que la historia oficial occidental te ha contado y dónde te ha posicionado y te reeduca, te reubica en una historia más verídica de los pueblos y sus historias”.

El sociólogo Nicolás Pozo recordó que distintas familias del movimiento Rastafari chileno en diversas ocasiones han debido enfrentarse también a las desigualdades e injusticias del sistema, muchos de ellos han tenido que dar batallas legales para defender el cómo ejercen la forma en que consideran su derecho a la salud y educación; también han sido perseguidos por el uso y cultivo de Cannabis “que es vista por los Rastafari como una hierba santa y místico sacramento que acompaña la vida diaria”, explicó.

Si bien reconoce que los Rastafari no depositan su fe en Babylon (palabra usada para denominar el sistema opresor), considera importante que en este nuevo proceso las visiones del movimiento sean representadas y sean resguardados sus derechos fundamentales. 

Con todo, las mujeres y los hombres Rastafari se mantienen alertas al desenlace que tendrá la discusión legislativa en su etapa final, se sumaron a la campaña en redes que ha circulado con el hashtag #EscañoAfrochilenoYa y también se hicieron parte del debate enviando una carta a la Comisión de Constitución del Senado previo a que fuera despachado el proyecto a sala. 

“Los Rastafari conocen y valoran la historia del movimiento y pueblo afrodescendiente chileno, hemos ido trabajando en paralelo y apoyándonos mutuamente desde los inicios del movimiento afrochileno. Estamos apoyando y sumando a la justa causa, hoy por hoy por el tema de los escaños constituyentes. A raíz de lo cual, el 29 de octubre pasado la Casa Nyahbinghi en Chile envió una carta, adscribiendo a diez organizaciones Rastafari desde Arica hasta Lanco en la Región de Los Ríos, emplazando a la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado a considerar el o los cupos para afrodescendientes en los escaños reservados para pueblos originarios y tribales”, recordó Scarleth Nijborg.

Se espera que esta semana traiga buenas noticias respecto a este tema que ha dejado para la historia un sin fin de frases de oro, plata y bronce de los representantes de la política del país. Sin duda alguna, una nueva Constitución debe ser escrita por una Convención Constituyente que incluya a los pueblos originarios y también a al menos un representante del pueblo afrodescendiente. 

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