Fundación Empress Menen Asfaw emite declaración contra la violencia de género

La Fundación Empress Menen Asfaw Chile (FEMA) dio a conocer una declaración pública en rechazo a la violencia de género y particularmente a la que se ha presentado al interior de familias del movimiento Rastafari.

En el texto FEMA expresa la necesidad de asumir de forma pública los distintos casos que se han registrado al interior del movimiento para abordar las soluciones y las reparaciones correspondientes.

“Consideramos que asumir públicamente los desafíos que presenta esta situación es un paso importante para poder abordarla, prevenirla y apuntar a la reparación desde una perspectiva comunitaria”, sostiene la declaración.

Además, FEM hace un llamado a las distintas casas y organizaciones Rastafari a lo largo del país a para que sitúen esta materia como “un aspecto central a tratar en sus agendas y proyecciones”.

“Sugerimos que las Casas y organizaciones Rastafari fortalezcan el rol que tienen para proteger una vida libre de violencia, estableciendo vías para recibir denuncias, dar apoyo a los/las involucrados/as, hacer seguimiento de los casos y aconsejar tratamiento terapéutico”, añade la declaración.

FEMA, en su declaración, reconoce además “el ejemplo de perfecto balance que nos han legado S.M.I. Haile Selassie I y Empress Menen Asfaw, el cual nos inspira para relevar continuamente la importancia y contribución de la mujer Rastafari dentro del movimiento y hacia el resto de la sociedad, así como la búsqueda de relaciones humanas donde prime la integridad, el respeto y la justicia”.

Revisa a continuación la declaración completa de FEMA Chile:

Desde la Fundación Empress Menen Asfaw Chile, una organización levantada por mujeres Rastafari con el propósito de apoyar el mejoramiento de la calidad de vida de familias y comunidades, hacemos la siguiente declaración en relación con la violencia de género que ocurre al interior de la familia o en la pareja:

La violencia de género, que vulnera gravemente la integridad de los/las miembros de las familias que la viven, es una problemática social, transversal e internacional, de gran envergadura. Es una de las más nefastas herencias del colonialismo patriarcal, en cuanto el agresor establece mecanismos físicos y sicológicos de opresión y dominación sobre su víctima, a lo largo de períodos de tiempo que pueden ser prolongados. A su vez, la violencia se instala como dinámica de la relación cuando se manifiestan situaciones de violencia cruzada en diferentes niveles, que se repiten continuamente generando un ciclo de dependencia difícil de interrumpir y, para lo cual, se  requiere de vínculos de apoyo y ayuda profesional e institucional que resguarden la seguridad de los/las involucrados. 

Es fundamental asumir públicamente que existen numerosos casos de violencia y abuso dentro de familias que son parte del movimiento Rastafari o efectuados por miembros del movimiento. Hay denuncias que han sido conocidas a nivel colectivo y otras mantenidas en privado, algunas datan de hace años y otras son más recientes. Entre estas, existen denuncias de violencia intrafamiliar y maltrato físico y/o sicológico, abuso sexual, violación de menores de edad, maltrato infantil, entre otros. Nos encontramos en el contexto del movimiento Rastafari en Chile, sin embargo, sabemos que esta es una problemática internacional, ya que mujeres Rastafari han ido levantando denuncias en otros países de Latinoamérica y el Mundo.

Consideramos que asumir públicamente los desafíos que presenta esta situación es un paso importante para poder abordarla, prevenirla y apuntar a la reparación desde una perspectiva comunitaria. Junto con asumirla, es preciso señalar enfáticamente que son situaciones inaceptables y que no deben repetirse.

Consideramos, además, que hemos tenido escasas herramientas y oportunidades de diálogo y acción colectiva para enfrentar esta problemática, lo que ha provocado que crezca la desconfianza y la polarización al interior del movimiento. En este sentido, la problemática de la violencia afecta colateralmente a toda la comunidad y, cada vez que aparece una nueva denuncia, revivimos la falencia que esto significa, como una herida abierta.

Hay serios problemas de autoregulación emocional y/o salud mental en personas que llegan a formar parte del movimiento Rastafari, que no se resuelve por el solo hecho de declararse un/a Rastafari.

Que estas personas lleguen a performar un rol dentro de la comunidad o frecuenten espacios donde llevar el aspecto de un hombre o mujer Rastafari es bien valorado (por ejemplo, asambleas Rastafari o espacios relacionados a la escena musical del reggae), no debería confundir a la comunidad ni dar pie a que su condición se omita o pase inadvertida.

El uso de elementos de la cultura, como dreadlocks o colores etíopes, puede funcionar como un mecanismo de escape y el consumo habitual de cannabis, que es sacramental en la cultura, puede ser un factor de riesgo que pone al límite la forma de ser reactiva, agresiva y ambivalente de estas personas.

Por todo lo anterior, levantamos esta declaración como una alerta de seguridad colectiva, para poner énfasis en la magnitud de esta problemática y apelar a las Casas y Organizaciones Rastafari, para que la sitúen como un aspecto central a tratar en sus agendas y proyecciones. Sugerimos que las Casas y organizaciones Rastafari fortalezcan el rol que tienen para proteger una vida libre de violencia, estableciendo vías para recibir denuncias, dar apoyo a los/las involucrados/as, hacer seguimiento de los casos y aconsejar tratamiento terapéutico.

Al mismo tiempo, manifestamos nuestro apoyo a todas aquellas víctimas que se atreven a denunciar a sus agresores, así como a quienes estén viviendo una situación de violencia sin haber podido aún dar ese paso.

Reconocemos el ejemplo de perfecto balance que nos han legado S.M.I. Haile Selassie I y Empress Menen Asfaw, el cual nos inspira para relevar continuamente la importancia y contribución de la mujer Rastafari dentro del movimiento y hacia el resto de la sociedad, así como la búsqueda de relaciones humanas donde prime la integridad, el respeto y la justicia. Finalmente, asumimos que como F.E.M.A. no contamos con las respuestas definitivas frente a esta problemática ni con herramientas o recursos suficientes, a la fecha, para intervenir en los casos señalados, pero es sin duda, una preocupación prioritaria para abordar desde nuestra organización. Fundación Empress Menen Asfaw Chile, Octubre 2022