Jamaica lo recibió a lo grande: Buju Banton, un concierto para la historia

La última vez que cantó en vivo fue en enero de 2011, en Miami, cuando el juicio en su contra ya estaba en marcha. El 8 de diciembre de 2018 salió de la cárcel luego de cumplir condena por tráfico de drogas por alrededor de ocho años, fue deportado de vuelta a Jamaica. Desde que llegó al país se mantuvo en silencio, el equipo que está detrás de su nombre trabajó en sigilo durante meses, confirmando las fechas que darían inicio a la gira “Long Walk to Freedom”.

Así fue como llegó finalmente el día esperado por miles de seguidores en la isla y el mundo. El 16 de marzo será un día que quedará sin duda en la historia del Reggae, el día en que Buju Banton volvió a presentar un show en vivo, en un Estadio Nacional colmado como no se había visto en décadas en la capital.

El show puntual comenzó a las 20 hrs. Destacados exponentes del Reggae fueron parte de la previa del tan esperado momento en que Buju Banton pisaría el escenario nuevamente, las expectativas eran altísimas. Una aparición breve de Wayne Marshall, Delly Ranx, Ghost, LUST, Coco T poniendo el tono en alto al son del Reggae y su lírica Rastafari -quien además en su presentación invitó al escenario a Koffe-, la reciente nominada al Grammy Reggae Etana hizo vibrar al público con sus clásicos y también con su nuevo disco “Reggae Fever”; Christopher Martin no estaba en la cartelera pero se hizo presente y en conjunto con Romain Virgo elevó la vibra con su ft “Leave People Business Alone”, y posteriormente entonó sus clásicos. Algido momento fue la entrada de Agent Sasco en combinación con Romain Virgo, el público demostró su total afecto por este artista. Chronixx se ha posicionado como uno de los favoritos de la nueva generación del Reggae. El estadio nacional no daba más con sus ya clásicos “Skankin Sweet”, “I Can”, “Smile Jamaica” y “Spanish Town”, por mencionar algunos. Todos ellos marcaron el ritmo para la historia.

Pasado las 23 hrs las luces de colores se apagaron. Buju Banton entró vestido completamente de blanco y luces blancas lo iluminaron en el centro del escenario. La ovación recibida quedará en los tintes de la historia, en un estadio nacional que hacía más de 40 años no completaba su capacidad para un evento musical, más de 32.000 almas fueron contabilizadas por al organización del evento. Copland Forbes, histórico de la industria musical jamaiquina, dijo a los días siguientes que ningún show luego del “One Love Peace Concert” liderado por Bob Marley en los setenta, la visita de Nelson Mandela, o algún evento deportivo, habrían congregado tal magnitud de público.

Casi 2,500 visitantes llegaron a Kingston el día antes del concierto, hoteles y alojamientos de Airbnb se agotaron con meses de anticipación.

Acompañado por la excelente banda Shiloh,  agrupación liderada por el tecladista Steven “Lenky” Marsden, Banton dio inicio a este histórico momento entonando una plegaria estilo gospel “Oh Lamb of God, have mercy on me”. Después de unas fallas técnicas con el sonido, todo iría en alza. No es casualidad que uno de sus grandes éxitos “Destiny” fuera seleccionado para la apertura de tan intenso y esperado momento que se extendió por casi dos horas.

Un repaso por su vasto catálogo fue lo vivido la noche del sábado 16. Desde “Not an Easy Road”, “Hills and Valleys”, hasta dancehall éxitos como “Champion”, “Too Bad”, “Me & Ounu”, y “Waistline” fueron ovacionados y elevados cantos masivamente. Sin embargo, el punto más álgido de la noche fue cuando cantó “Driver” y “Wanna Be Loved”.

“8 años, 6 meses, 27 días, 13 horas, 5 minutos y 26 segundos”, contabilizó Gargamel su tiempo fuera de los escenarios. Luego fue el turno de los invitados. Sorprendieron al público Steflon Don, Wayne Wonder, Gramps Morgan, Marcia Griffiths -a quien llamó su segunda madre-, y Beres Hammond. Con Hammond la conexión fue simplemente única y especial. Fue el que más participación conjunta tuvo en el escenario y ambos se manifestaron su respeto y cariño.

El primer show de Buju Banton de vuelta a los escenarios terminó cerca de la 1 de la madrugada, con fuegos artificiales y la constante ovación de un público que esperó casi una década para volver a vivir este momento.